lunes, 6 de febrero de 2012

La feria de la Linea de la Concepcion: ''hace unos años atras''...

Es privilegiada la Velada y Fiestas de La Línea porque ella tiene lugar en las noches estrelladas y diáfanas del mes de julio, florido y fragante de damas de noche y jazmines que nos inspira un aire de sinfonía mendelsoniana como El Sueño de una Noche de Verano.
También es privilegiada porque su categoría y fama invita a que de todas partes de España como fuera de sus fronteras, todos los años acuden miles de visitantes para disfrutar de sus virtudes y diversiones de todas clases y sabores de alegrías con su típica fiesta rociera.
Para los linenses y sus amigos, la Velada, que no es Feria en el exacto sentido etimológico de su palabra, sino fiesta nocturna, es como una gigantesca rueda de la fortuna cuyo espectacular acontecimiento cautiva tanto a los niños, jóvenes y mayores.

La Velada alcanzó la inolvidable e histórica fecha de 1896, cuando ésta estrenó por primera vez la iluminación por electricidad y los fuegos artificiales los instalaban la empresa de Sevilla de la Viuda de Pinillas.


En efecto, el 12 de junio de 1879, tuvieron lugar dichos festejos con carácter extraordinario, por cierto, en ese mismo año de 1879, se inauguraba la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción. Desde sus primeros tiempos la Velada linense que sólo duraba un día, ha mantenido un ritmo constante y creciente en su evolución progresista desde la Plaza de Prim o Explanada hasta el Huerto de Pedro Vejer, donde por su gran explendor y beneficios económicos se ganó el sobrenombre de La Salvaora, en reconocimiento de los feriantes.
La Velada y Fiestas se prolonga durante nueve largos días con sus noches, destacan por su significado histórico y popular, el 20 de julio, aniversario de la fundación de la ciudad, como el día de la Virgen del Carmen, patrona de La Atunara. Y ya como brillante broche final, tiene lugar en la noche del último domingo el más fantasmagórico espectáculo pirotécnico sobre el cielo de la ciudad y aguas de la bahía de Poniente. Son los tradicionales fuegos artificiales, entre el relampagueo y tronada de los cohetes trazadores y petardos de la traca, dibujan en el firmamento las bellas filigranas luminosas de un gigantesco encaje de bolillos y ramos de flores con los colores del arco iris. Es el inolvidable y emocionante despido de la Velada y Fiestas de La Línea de la Concepción.


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